Los hondureños celebraron este jueves el 201 aniversario de la independencia con un colorido desfile estudiantil, mezclado en la capital, con una marcha paralela del partido político de gobierno.
La jornada cívica ha pasado a la historia con otras novedades adicionales como el regreso de los estudiantes después de dos años de pandemia por el COVID-19, la participación de la primera mujer paracaidista en salto libre y el realce del azul turquesa -el nuevo color de la bandera nacional- en la indumentaria de los colegios y el resto de las instituciones oficiales que desfilaron.
Por primera vez, también, las fiestas patrias fueron inauguradas en la plaza central, de Tegucigalpa y no enfrente de la sede del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), sobre el bulevar Suyapa, adonde acudieron los últimos presidentes a dar el grito de independencia, en presencia de su gabinete, el alcalde de la ciudad y el cuerpo diplomático acreditado en el país.
La coincidencia de este aniversario con respecto a los anteriores, sin embargo, ha estado en el esfuerzo de 54 instituciones educativas públicas y privadas, preparándose durante tres meses para rendirle un verdadero tributo a la patria con sus diferentes expresiones artísticas y culturales a lo largo de un día caluroso con un público tremendamente solidario, que, en la capital, abarrotó la ruta del desfile y el estadio Nacional, el destino final de los participantes.
Los actos cívicos comenzaron a las 6:00 de la mañana con el grito de independencia por parte de la Presidenta Xiomara Castro, en el parque central, de la capital, adonde llegó acompañada de su hijo y secretario privado, Héctor Manuel Zelaya; el canciller, Enrique Reina; el ministro de Defensa, sobrino de la mandataria, José Manuel Zelaya; el ministro de Educación, Daniel Sponda y el alcalde capitalino, Jorge Aldana.
Vestida de un traje sastre con el color azul de la bandera, la mandataria bajó de su vehículo y caminó sobre una alfombra roja pasando por enfrente de la Catedral, hasta llegar al pie de la estatua del general Francisco Morazán.
Seguidamente entonó el Himno Nacional, mientras los cadetes de la Escuela Militar Francisco Morazán, izaban el pabellón nacional.
Posteriormente, gritó a viva voz, “Viva la independencia, viva la independencia”, en el mismo momento que sonaban 21 cañonazos de salva por parte de las Fuerzas Armadas, en el Cerro Juana Laínez, en la parte sur del parque central.
Pasado estos actos, la mandataria saludó la estatua ecuestre de Morazán y después se dirigió en su vehículo al estadio Nacional, para recibir a los estudiantes que para ese entonces se alistaban en el bulevar Suyapa.
Mientras la Presidenta estuvo en la plaza central, el perímetro del casco histórico de la ciudad fue acordonado por la Policía impidiendo el paso al público que la quería saludar.
El férreo dispositivo de seguridad impidió el ingreso al vicepresidente del Congreso, Rasel Tomé y el viceministro agrario, Rafael Alegría, quienes resignados se desviaron a la marcha paralela, que a esa misma hora preparaba el coordinador de su partido, Libre, y esposo de la mandataria, el expresidente Manuel Zelaya Rosales, en el bulevar Morazán.
Para ese entonces, el estadio Nacional también abría sus puertas al público, que en familias completas se acomodaron en las graderías para presenciar el show artístico y cultural a punto de comenzar.