Los mitos sobre ser madre resultan un caldo de cultivo para que, cuando una mujer está triste, nerviosa, asustada o no disfruta de su bebé, se sienta mal.
¿Cómo está el bebé? ¿Qué tal duerme? ¿Come bien? Cuando una mujer da a luz, la atención suele ir dirigida al recién nacido y la mamá pasa a un segundo plano para asumir el papel de proveedora de todas las necesidades del pequeño. Sin embargo, la salud física, mental y emocional de la madre es fundamental, tanto para ella, como para su hijo. Visibilizar el bienestar materno durante la crianza es clave, porque “todas las madres merecen ser escuchadas, atendidas, apoyadas y cuidadas. Necesitan integrar la vivencia del parto, que es muy intensa. La maternidad es una cuestión de Salud Pública, así que, cuidémoslas”.
Madre y bebé son un tándem, sobre todo los primeros meses de vida, en los que la alimentación suele estar unida al seno materno. Pero, “la maternidad nunca es sencilla; es un proceso de transformación a todos los niveles, para el que, en muchas ocasiones, no se cuenta con el apoyo necesario. Por eso, a veces, duele. Muchas madres tragan ese dolor en solitario sin atreverse a pedir la ayuda que necesitan y sin acceder al apoyo que se merecen.
El estigma de ser mala madre
Atender a un bebé requiere mucha dedicación y “parece que no queda hueco para cuidar a nadie más. Pero es justo al contrario. Todo bebé necesita que su madre esté bien. Se trata de un equilibrio delicado. A veces, hay vergüenza, porque los mitos que aún rodean a la maternidad hacen que, cuando una madre se siente triste, nerviosa, asustada; no disfruta de su bebé o está sobrepasada por la situación, tema parecer una mala madre”. Somos mujeres antes que madres y “resulta complejo recolocarse desde esa nueva identidad que, a veces, parece anular las demás facetas de la vida. A menudo, las progenitoras se sienten solas, porque criar resulta ser, hoy en día, una actividad muy solitaria, ya que es difícil encontrar espacios donde sentirse comprendida y apoyada entre iguales y adaptar la pareja a la nueva realidad, como familia”, argumenta la experta.
El bienestar materno es una responsabilidad social porque “de la madre y del bebé cuidamos todos. Si tenemos que poner a alguien en el punto de mira es al profesional que tiene el deber de detectar que hay alguna dificultad para la nueva mamá y estar bien informado, de la misma manera que un jurista debe saber sobre el cambio de las leyes. De ello, depende una atención óptima a las familias. Otra forma de prevenir el malestar o la inquietud emocional y mental de las mujeres durante el posparto es hacer revisiones del estado de salud mental materno”.
Ser madre, cambia tu mirada
La llegada de un bebé cambia el mundo de la mamá. “La vida se ve de otra manera y es lo natural, para que nos impliquemos con nuestras crías. Si no es así, el bebé tiene menos probabilidades de sobrevivir. El hecho de que haya una madre con dificultades para ejercer su maternidad de manera satisfactoria y placentera tiene que ver, no solo con ella, sino también con su entorno social. Deriva del poco apoyo a la maternidad en el sistema de salud público y de las dificultades que tienen para encontrar quien las acompañe, sin juzgar, ni dirigir”.
Cinco claves:
- Liberarse de la culpa como madre de no darse cuenta de que durante el posparto existe malestar emocional e inestabilidad mental es clave, ya que “no recae en la mamá la responsabilidad de darse cuenta de que necesita ayuda. Tiene que ver con la poca visibilidad que se le da a la salud mental, en este caso de la madre. Cuando una mamá dice que necesita ayuda, debemos escucharla. Algo ha fallado en el sistema sanitario para no haberlo detectado antes”.
- Buscar grupos de madres con quienes compartir experiencias, inquietudes, satisfacciones o dudas desde el respeto y sin juzgar, “ya que ayuda a minimizar o relativizar lo que te sucede como madre y el nivel de carga emocional disminuye”.
- Desmitificar la maternidad y entender que “puede haber baches y malestar y que, como madres, hacemos todo lo que podemos, según las circunstancias, porque tu bebé solo necesita una madre suficientemente buena y feliz”.
- Pedir ayuda profesional, si se necesita. “Si sientes que no estás disfrutando tu maternidad, lloras durante todo el día o no disfrutas con la crianza de tu bebé, algo no va bien y puede ser el momento de solicitar ayuda profesional a través del médico de atención primaria”.
- Dedicarse tiempo a una misma. Conviene que la mamá que acaba de dar a luz busque tiempo para su disfrute personal. “Tú sabes cuándo puedes dejar a tu bebé con otra persona, cuál es el momento ideal para darte un baño o dar un paseo. Aunque, durante los primeros meses de vida del bebé, resulta más complicado sacar tiempo libre para la madre, conviene aprovechar ratos para hacerlo”.