Policías en las calles, detenciones y actos de repudio: el gobierno de Cuba frena la inédita protesta convocada para el 15N
Un amplio despliegue policial, actos de repudio, cortes selectivos de teléfonos y detenciones de activistas han marcado la jornada de este lunes en Cuba, día en que la oposición había convocado a una inédita marcha contra el gobierno.
Según contaron varios cubanos desde diferentes provincias y de acuerdo a numerosos testimonios y material gráfico en las redes sociales-, las autoridades realizaron un amplio despliegue de efectivos en las principales avenidas, parques y lugares concurridos en la mayor parte del país.
“Hay más policías que piedras en la calle”, contó una residente de la provincia de Pinar del Río, de 38 años, que pidió no ser nombrada.
Mientras, otro joven de 33, desde La Habana, relató que numerosos grupos vestidos de civil custodiaban las calles y en ocasiones, se acercaban incluso a cuestionar a los que veían con sus celulares en los manos.
“Es un ambiente muy raro: guardias cada 100 metros. Muchas avenidas están con bardas para en caso de que pase algo cerrarlas y hay que tener cuidado, porque si andas con algo blanco, te caen arriba”, dijo el joven, en referencia a la convocatoria a portar prendas de ese color en señal de protesta.
El gobierno de Cuba declaró “ilegal” la marcha convocada por el grupo Archipiélago, una plataforma creada hace un par de meses por el dramaturgo Yunior García.
Las autoridades aseguran que se trata de un “intento de desestabilización” “financiado por Estados Unidos” y acusa a los organizadores de ser “agentes al servicio de la CIA” o de orquestar un “golpe blando”.
Numerosos periodistas independientes y activistas escribieron en redes sociales que estaban en “arresto domiciliario”, con patrullas en las puertas de sus casas que les impedían salir, mientras otros denunciaron detenciones, interrogatorios y amenazas.
Ante esta situación, los reportes desde la isla sugieren que solo algunos opositores salieron a las calles y -según las denuncias- fueron rápidamente apresados.
Human Right Watch denunció que estaba recibiendo reportes “desoladores” de Cuba ante el “despliegue de las fuerzas de seguridad de forma masiva”.
“La intención es clara; suprimir cualquier intento de protesta”, escribió el director para las Américas de la organización, José Miguel Vivanco.
En más de 100 ciudades del mundo se reportaron marchas de apoyo a la protesta entre el domingo y el lunes.
Cómo ha respondido el gobierno
Los medios oficiales no han reportado sobre el despliegue policial, pero han llenado sus portadas con historias y titulares que aluden a la “normalidad” y la “alegría” del día, que coincidió con el regreso de los estudiantes cubanos a las escuelas y la reapertura del turismo tras la pandemia.
“Cuba optimista, alegre, segura, firme y siempre vencedora este 15 de noviembre”, titulaba el periódico oficial Granma, la voz del Partido Comunista (único legal).
En una inusual transmisión en vivo a tráves de Facebook desde la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, el canciller Bruno Rodríguez apareció también para destacar el ambiente “de fiesta” y la “tranquilidad del día”.
“Dentro de Cuba ha sido un día feliz, festivo, de celebración merecida“, dijo.
“Allá los que crearon fuera de Cuba otras expectativas que no se cumplieron. Se quedaron vestidos para aquella fiesta”, agregó, en alusión al argumento del gobierno de que la convocatoria a la protesta fue organizada desde EE.UU.
¿Cuál es el contexto?
Tras las manifestaciones espontáneas del 11 de julio que propiciaron una respuesta violenta de las autoridades y la detención de cientos de personas -muchas de las cuales siguen presas- jóvenes activistas decidieron recurrir a un hueco que deja abierta la Carta Magna en el que se reconoce el derecho a la protesta pacífica en la isla.
Pidieron autorización entonces para realizar una marcha el 20 de noviembre, aunque las autoridades respondieron entonces con el anuncio de la celebración de ejercicios militares -un “Día Nacional de la Defensa”- para la misma fecha.
Fue entonces cuando los coordinadores de Archipiélago decidieron adelantar la marcha para este lunes.
Sin embargo, las autoridades negaron el permiso alegando que la marcha provocaría “disturbios” y buscaba un cambio de sistema, lo que está prohibido por la propia la Constitución que define el socialismo como “irrevocable”.
¿Qué más pasó?
Desde antes del fin de semana, en varias provincias se reportaron despliegues policiales y militares por varias avenidas céntricas.
Opositores y periodistas independientes denunciaron que no podía salir de su casa y otros contaron que habían recibido amenazas, que habían sido interrogados o que sus teléfonos habían sido cortados.
El domingo, el gobierno convocó a una “conga” (desfile con música tradicional) por la calle donde estaba previsto que García marchara, mientras el presidente asistió a un encuentro con jóvenes para celebrar el “regreso a la normalidad”.
A Yunior García, quien lideró la convocatoria y quien pretendía manifestarse en solitario y con una rosa blanca el domingo, la policía le prohibió salir de su casa, bloqueó sus ventanas con banderas y organizó actos de repudio en su contra (personas que son llevadas para gritar frente a las casas de los disidentes.
En una entrevista el viernes, García admitió que era una posibilidad muy real que no pudiera salir de su casa y que la convocatoria de la marcha fracasara.
Sin embargo, alegó que en la propia respuesta del gobierno había estado el éxito de la convocatoria.
“Los hemos obligado a quitarse todas las máscaras y, en ese sentido, esta iniciativa ya ha sido una victoria rotunda”, dijo.