La historia real de Griselda Blanco: vida y muerte de la “reina de la cocaína” colombiana
La vida de Griselda Blanco, conocida como “La Madrina” de la droga, es contada en una miniserie de Netflix, desde este 25 de enero, con la actuación protagónica de la barranquillera Sofía Vergara.
Su apodo no es en vano. El Departamento de Justicia de Estados Unidos señala que, para 1984, ella era la cabeza de una numerosa y violenta organización en Miami: “Le encantaba el poder que le daba ser matriarca de una ‘familia’ de la cocaína, y modeló su organización a partir de la familia mafiosa retratada en la película ‘El Padrino’”. Su fijación era tal, que incluso uno de sus cuatro hijos se llama Michael Corleone.
Blanco se suma a la lista de figuras del narcotráfico cuya historia se ha llevado a películas, series y libros, siendo en su mayoría hombres, entre los que destaca el nombre de Pablo Escobar, quien, según el libro “La vida y la muerte de Griselda Blanco”, de la periodista Martha Soto, habría reconocido haber entrado al narcotráfico para seguir su ejemplo.
De la pobreza a formar un imperio del narcotráfico
Ana Griselda Blanco Restrepo nació en Cartagena, Colombia, el 15 de febrero de 1943. Existe otra versión que señala que nació en Santa Marta, lugar en el que fue bautizada.
En 1955, se mudó con su madre a Medellín, donde comenzó una vida criminal en los barrios pobres. A los 12 años ya lideraba una banda de carteristas y habría cometido su primer secuestro y asesinato, según dice el libro “Cocaine Cowgirl”, una investigación de la periodista Jennie Erin Smith. Su siguiente paso fue casarse con Carlos Trujillo, un falsificador de documentos relacionado con el tráfico de personas, cuando apenas tenía 13 años, dice la investigación. Se mudó a Queens, en Nueva York, y tuvo a sus primeros tres hijos: Dixon, Uber y Osvaldo. Años más tarde, Trujillo falleció supuestamente de cirrosis, pero en el libro “Drugs in American Society: An Encyclopedia of History, Politics, Culture, and the Law”, de Nancy E. Marion y Willard M. Oliver, la muerte se le atribuye a ella.
Después se casó con Alberto Bravo, un contrabandista que, según el libro “Cocaine Cowgirl”, la habría vinculado con el tráfico de cocaína. Smith refiere que Blanco comenzó siendo “una mula”, es decir, que transportaba sustancias ilegalmente, aprovechando los pocos filtros de seguridad que había en ese entonces para las mujeres en los aeropuertos. “De estas tácticas entonces innovadoras surgió el concepto de cártel”, se lee en la página 56 de una compilación del Instituto Nacional de Justicia del Departamento de Justicia de EE.UU.
También es conocida por haber trazado algunas de las rutas que luego usarían otros cárteles famosos.
Además, Blanco habría sido responsable de la muerte de su segundo esposo y seguido el negocio por su cuenta, según el portal especializado InSight Crime. Tras la muerte de Bravo, tuvo un tercer matrimonio, con Darío Sepúlveda, con quien procreó a su cuarto hijo, Michael Corleone. De acuerdo con el mismo documento del Departamento de Justicia, Griselda mandó a matar a Sepúlveda por haberse llevado a Colombia a su hijo Michael contra su voluntad. Por ello, también era conocida como “viuda negra”.
A finales de 1970, se instaló en Miami, donde afianzó su negocio de drogas y desató una ola de violencia en las calles. “A Griselda le encantaban los asesinatos. Los cuerpos se alineaban en las calles de Miami como resultado de sus enemistades”, detalla el informe en la página 56, dedicada a la narcotraficante.
También revela que “La Madrina” fue quien comenzó –con “los pistoleros”, su grupo de secuaces– prácticas de mutilaciones para demostrar que realmente habían matado a las personas, convirtiéndose en una marca registrada del Cártel de Medellín; y que la masacre de Dadeland, ocurrida en 1979 en un centro comercial de Miami, se remonta a la época de Griselda Blanco.
Debido a la competencia en Miami, Blanco trasladó su organización al estado de California donde, según dicho informe, vivió en la opulencia.
Griselda Blanco formó un imperio del tráfico ilegal de droga desde Colombia hacia Estados Unidos en las décadas de los 70 y los 80, lo que le valió otro de sus apodos: “La reina de la cocaína”. El portal Celebrity Networth la sitúa en el cuarto lugar de su ranking de los 50 criminales más ricos del mundo, incluso por encima del famoso gángster estadounidense Al Capone, que ocupa el noveno lugar. La fortuna de Griselda se calculaba en US$ 2.000 millones, según el libro “La patrona de Pablo Escobar. Vida y muerte de Griselda Blanco. La viuda negra, la mujer que lo formó”, del periodista José Guarnizo.
De acuerdo con el archivo de The New York Times, los fiscales federales del caso, Michael Q. Carey y Peter Bloch, dijeron que la organización colombiana distribuyó en EE.UU. más de 9 kilogramos de cocaína por semana entre 1972 y 1974, con un valor en la calle de US$ 2,5 millones semanales.
Encuentro con la justicia
En abril de 1975, el Gobierno presentó ante el tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York una acusación contra Blanco y otras 37 personas. Estaban acusados de conspirar para fabricar, importar y distribuir cocaína a ese país, de acuerdo con una compilación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).
En mayo de ese año, el tribunal federal emitió una orden de arresto contra Griselda. La fiscalía se basó en gran medida en el testimonio de Carmen Cabán, una extraficante que se convirtió en testigo del Gobierno. Cabán testificó sobre las operaciones entre 1972 y 1975 de la red de importación de cocaína en la que habría participado Blanco. Sin embargo, no fue hasta 1985 que la Administración de Control de Drogas de EE.UU.(DEA) pudo detener a Blanco en Irvine, California, señala la Unodc. Blanco dio un nombre falso a los agentes que la arrestaron y portaba documentos de identificación falsos.
El tribunal de Nueva York condenó a “La Madrina” a 15 años de prisión y le impuso una multa de US$ 25.000, pero también habría sido sentenciada en Miami por conspiración para distribuir cocaína, según la página 56 del reporte del Instituto Nacional de Justicia del Departamento de Justicia de EE.UU. De acuerdo con una biografía de Griselda Blanco, de la Encyclopedia Britannica, en 1994, la colombiana fue acusada de ordenar tres asesinatos en el área de Miami, y cuatro años más tarde, se declaró culpable a cambio de una sentencia reducida.
Su paradójica muerte
Después de cumplir su condena en una prisión de Estados Unidos, Blanco fue deportada a Colombia y regresó a vivir a Medellín, en donde se cree que quiso mantenerse alejada del negocio del narcotráfico. Sin embargo, el 3 de septiembre de 2012 murió, a los 69 años, luego de que le dieran dos disparos desde una moto afuera de una carnicería.
Testigos del asesinato escucharon el típico sonido de una motocicleta y dos disparos, según informó Diego Chavarría, vocero de la Policía de Medellín. Griselda Blanco fue asesinada a quemarropa, un crimen similar al que, según las autoridades, ella ordenaba ejecutar en los años 70 y 80.